El sol nos llena de energía y de optimismo y nos facilita la dosis de vitamina D que necesitamos. Pero, para que la exposición solar sea saludable es fundamental proteger nuestra piel. Por suerte, en los últimos años no ha dejado de crecer la concienciación y la crema solar es indispensable en la bolsa de playa de cualquier persona. No es para menos: según la NASA, la cantidad anual de radiación UV que llega al hemisferio norte ha aumentado en un 5% en la última década. En Australia llega hasta el 15%.
Pues nos tememos que sí. Como todo, el uso masivo de cremas de protección solar tiene una cara B. Buena parte de estos productos se liberan en el mar cuando nos bañamos. El problema es que algunos de sus ingredientes entran en reacción con la radiación ultravioleta. Se genera de esta forma un efecto oxidante muy fuerte, que resulta muy perjudicial para las microalgas, los corales (fundamentales para frenar la erosión de las costas) y algunas especies de peces. Es decir, cada vez que nos aplicamos un filtro solar que no sea ecológico estamos poniendo en riesgo la vida en mares y océanos. Además, en cierta medida son absorbidos por nuestro organismo, y pueden provocar reacciones o problemas endocrinos.
La preocupación ha llegado a tal nivel que Hawái ha prohibido para el 2021 cremas que contengan algunos de estos compuestos contaminantes (octilmetoxicinamato y oxibenzona). También están tomando medidas zonas tan turísticas como la Rivera Maya o la costa caribeña de México.
Proteger el ecosistema marino es tarea de las personas consumidoras, que debemos exigir a las marcas un posicionamiento claro. Algunas ya hace años que han tomado medidas para eliminar los ingredientes tóxicos de sus formulaciones. Pero, para tener la seguridad de que estamos protegiéndonos sin dañar el mar ni nuestra salud, lo mejor es optar por protectores solares ecológicos.
Las cremas solares convencionales no son biodegradables. Además, incluyen filtros químicos que interfieren con nuestra protección natural, integrada por la melanina y el sudor. Por contrapartida, los filtros físicos son minerales, compuestos por óxido de zinc, titanio o hierro, mica, talco, etc. No se absorben; actúan como una pantalla sobre la piel que refleja el sol. Eso sí, es importante elegir uno que indique que no contiene estos ingredientes en forma de nanopartículas, puesto que aún se desconoce su efecto en la salud. Estas son las ventajas de un filtro solar físico:
También existen los filtros biológicos o vegetales. Son agentes antioxidantes que evitan la formación de radicales libres y que potencian la protección natural de la piel. Es el caso de las vitaminas A, C y E. Eso sí, es recomendable utilizarlos siempre en combinación con los minerales para tener una protección completa.
Pero, de poco sirve que el filtro solar sea biodegradable si el resto de los ingredientes no lo son. Como a veces es complicado entender el etiquetado de estos productos, lo más sencillo es optar por aquellos con certificado.
Casa SiempreViva somos un alojamiento boutique eco-friendly, por lo que llevamos a cada rincón nuestros valores respetuosos con el medio ambiente y las personas. Así, solo usamos productos de limpieza libres de químicos, y las amenities que encontrarás en tu habitación son siempre ecológicas. Te animamos a elegir un protector solar ecológico para protegerte y mimar también al Mediterráneo como se merece.